Esta era una
conejita muy traviesa y muy pequeña que no tenía botas. Un día buscando botas,
encontró unas muy bonitas y relucientes de color fucsia, con puntitos de
diversos colores y se las puso; en ese momento sintió una sensación en las
patas que jamás había sentido.
La conejita vio que los puntitos de colores eran
botones, eran cinco botones maravillosos. Se preguntó para que servirían y
descubrió que uno era para correr muy rápido, otro para volar altísimo, también
había para cambiar de forma las botas, el cuarto, pero no menos maravilloso
servía para ir al lugar que quisiera y el último era más grande y de color rojo
y te hacia ser la mejor bailarina.
Fue
entonces que la conejita descubrió que eran botas mágicas, pero a ella solo le
interesaba un botón, el último, pues su sueño siempre había sido poder
convertirse en la mejor conejita bailarina de todas y fue ese el único botón rojo
que uso de sus grandiosas botas mágicas.
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