Lucianito era un bichito de luz muy
chiquito. Todas las noches, Lucianito lloraba mirando al cielo y decía:
−
¡Qué triste me siento! Mi luz es pequeña y casi no se ve. En cambio,
¡qué lindas son las estrellas! Todo el mundo las puede ver.

Después de escuchar a Lucianito, el
caracol le contestó:
— Súbete
a ese árbol. Su rama más alta debe estar cerca del cielo. Allí sabrás que tu
luz es como la de una estrella.
Lucianito agradeció al caracol, y
voló hasta la rama más alta del árbol. Pero se dio cuenta de que las estrellas
todavía estaban muy distantes y no podía alcanzarlas.
Entonces, se puso muy
triste.
De pronto, escuchó a un pajarito que le decía a su mamá:
— Mira,
mamita. Una brillante estrella se ha parado en nuestra rama y nos está
alumbrando.
Giovannín Colorado, espera que este cuento te haya enseñado.
Me gustó mucho.
ResponderEliminarGracias!