Hace
muchísimos años, todos los pájaros tenían las plumas del color de la tierra.
Eran todas iguales. En cambio las flores eran rojas, azules, amarillas,
violetas, anaranjadas...
Un
día el Picaflor dijo:
-¡Como
me gustaría tener mis plumitas del color de las flores!
A
los otros pájaros les pareció una gran idea y decidieron pedirle a DIOS, que
coloreara sus plumas como lo había hecho con las flores.
Y
allá se fueron todos los pájaros, volando hacia el cielo. Algunos se quedaron
porque les gustaban sus plumas del color de la tierra. Y el Picaflor se quedo
para cuidar a las flores, ya que no quería dejarlas solas. Los pájaros volaron
y volaron, lo más alto que pudieron, entonces, DIOS se compadeció, juntó unas
nubes e hizo llover. Luego, formo un gran arco iris.
Los
pájaros, felices, se revoloteaban entre los colores. Uno se zambulló en el
rojo, otro en el amarillo. Algunos se salpicaban con varios colores. Otros
metían la cabeza en un color y el cuerpo en otro. Pero todos quedaron preciosos.
Y el Picaflor también quedó precioso, porque aunque no pudo viajar, las flores
agradecidas por su compañía le regalaron un pedacito de sus colores.
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