Había una vez un niño y una niña que eran
hermanos, y que siempre les gustaba caminar juntos, jugar los dos, no se podían
separar por mucho tiempo. Pero lo más curioso era que sus papás los habían
puesto a estudiar en colegios distintos.
Cierta vez su papá lo llevo a su hijito menor
Nike a jugar fulbito, hasta que en una jugada sin trascendencia el niño se
torció el tobillo y fue llevado de urgencia a un centro de salud. Su hermanita
Fanny que no sabía nada, se encontraba en su casa en compañía de su mamá, de
pronto Fanny se sintió triste, dejo de hacer sus tareas y le dijo a su mamá que
su corazón de pronto sentía mucha pena por su hermanito. Al instante recibieron
una llamada telefónica de su papá, quien les comunicaba que Nike se había
torcido el tobillo y que ya estaba en buenas manos. Fanny al enterarse de lo ocurrido a su
hermano, salió corriendo a la calle con dirección al centro de salud más
cercano, pero al intentar cruzar la calle a toda prisa, piso mal, ¿y qué creen
ustedes que paso?... ¡También se torció el tobillo!. Su mamá que salió tras
ella tuvo que auxiliarla y la llevo de inmediato al mismo centro de salud que
su hermano.
Al llegar allí Nike y Fanny se vieron, se
quisieron saludar, pero no pudieron, sólo tuvieron que contentarse con mirarse,
y aguantar el dolor que les aquejaba, pero
el destino los hizo juntar otra vez, pero en otras circunstancias. El padre y la
madre no lo podían creer lo que les
estaba pasando a sus hijos.
Los papás pasaron la tarde y la noche junto a
sus hijos y al día siguiente les dieron de alta y los llevaron a su casa. Nike
se había torcido el tobillo derecho y Fanny el tobillo izquierdo, es así que
cuando tenían que ir al jardín de su casa a tomar aire fresco, ambos iban
apoyados uno del otro, eran inseparables, se querían mucho. Sus papás decía que
eran uña y carne.
Los días pasaban casi volando para los niños
que jugaban casi todo el día, conversaban, y se paraban riendo de todo. Uno de
tantos juegos favoritos que tenían era: − “¡Cómo ambos nos hemos torcido el tobillo!,
haber ¿Quién encuentra primero? … Un jaboncillo, un ladrillo, un rastrillo, un
membrillo, un tornillo o un anillo!”. Y así se la pasaban jugando. También se
daban tiempo para ponerse al día y hacer las tareas del colegio. Hasta que
llego el momento que les quitaron el yeso. Poco a poco siguieron su terapia de
rehabilitación hasta que quedaron totalmente recuperados. Al culminar el año
escolar ellos salieron con notas sobresalientes, en sus respectivos grados.
En cierta ocasión Fanny le dijo a su papá que
le encanta estar con Nike y que le gustaría que en vacaciones fueran de paseo a
la selva. Es así que sus padres como estaban súper contentos por tener unos
hijos muy aplicados en sus estudios, planearon el viaje a la selva y se fueron
con ellos. Esos días para los niños fueron los más lindos de sus vidas, iban de
un lado para el otro juntos, mirando el maravilloso paisaje de la selva,
jugaron hasta más no poder, la mayoría de veces se ponían hojas para estar a
tono con la verde naturaleza y al cabo de una semana regresaron muy felices a
su casa y vivieron agradecidos a sus padres por hacerles pasar momentos
mágicos.
Hasta que llegó un día en que se tenían que
separar sí o sí. Fanny había terminado el colegio y había ingresado a la
universidad. Estar estudiando en la “U” le demandaba estar casi todo el día, en
cambio Nike, todavía seguía en el colegio, así que sólo se podían ver los
hermanitos por las noches, momento en que se ponían a conversar de todo lo que
les había pasado durante el día. La noche, ellos la convertían en día.
Así de unidos vivían los hermanitos
inseparables, tratando de verse lo más que podían, pero las actividades que
cada uno efectuaba les impedía que pasaran juntos todo el día, pero aún así
eran los seres más felices de este mundo.
Autor: Rusvel Benavente. 2014. Chiclayo - Perú
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