Naylamp Abracitos: Historia de un Joven Apodado Chupetín

En cierta ocasión un joven llamado Manolo se encontraba en la tienda de Don Rubén. Él era de contextura delgada y vestía su tradicional ropa y llevaba puesto un casco de moto de color rojo. En ese momento hizo su ingreso una niña con su mamá a realizar unas compras como de costumbre, mientras la mamá pedía algunos artículos para llevar, la niña miraba los regalos y los demás productos de la tienda, cuando de pronto levantó la miraba y se quedó perpleja por unos instantes, luego se acercó a su mamá y muy despacito le susurró al oído:

− ¡Mami, ¿Los chupetines caminan?!.

− ¡No, hijita, los chupetines no caminan!, ¿Porqué?, le respondió la mamá.

Y la niña señalando al joven que llevaba puesto un pantalón y una casaca blanca, y un casco rojo contesta:

− ¡Porque ese chupetín grande, sí camina!.

La mamá al escuchar y ver aquello no pudo aguantar la risa y soltó una carcajada de padre y señor mío. Los demás clientes también se contagiaron de la risa; el joven se sonrojó y no le quedo otra que reírse también. Cuando todos terminaron de dar rienda suelta a su risa, la mamá algo avergonzada se dirigió al joven y le dijo.

− ¡Joven, disculpe usted la inocencia de mi pequeña, llegando a casa conversaré con ella!.

El joven muy risueño, le dijo:

− ¡No se preocupe señora, yo entiendo a los niños, descuide, vaya tranquila no más!.

Desde ese día, los demás clientes se encargaron de divulgar y comentar lo sucedido a sus demás amigos, haciéndolo conocido al joven, con el sobre nombre de “Chupetín”.

El Joven Manolo, era una persona muy noble, bondadosa y muy servicial, siempre le gustaba ayudar, aunque era algo despreocupado por la vida, pero eso sí, tenía una linda y muy encantadora enamorada.

Es así que “Chupetín” se hizo muy famoso por su barrio. Era más conocido que la mismísima “ruda”, pertenecía a casi todos los grupos religiosos habidos y por haber, y tuvo la suerte que se le presentaron varios trabajitos. Se hizo querer con todo el vecindario y sus demás amigos, gracias a su habilidad para hacer amigos y a su ya famoso sobre nombre de “Chupetín” puesto por la niña. También como consecuencia de ello Don Rubén vendía más chupetines en su negocio.

Cierto día y como coincidencias de la vida, el joven Manolo llegó en su moto vestido con ropa blanca y su ya famoso casco rojo, entro al establecimiento de Don Rubén, donde frecuentaba siempre, y pidió un chupetín, y fue en ese momento que hizo ingreso la niña y vio nuevamente al joven saboreando un chupetín, y antes que diga nada, el joven Manolo se le adelantó y le digo muy sonriente:

− ¡Sí, este pequeño es mi hijito, y lo estoy besando!, y le he dicho que cuando crezca también le voy a comprar una moto.

Y la niña riendo dijo:

− ¡Justo le iba a decir a mi mamá que ese pequeñito era tu hijito!. ¡ja, ja, ja!

Y los dos se pusieron a reír a mandíbula batiente. Es ahí que el joven Manolo aprovechó para agradecerle a la niña el haberlo hecho tan famoso, gracias al inocente sobrenombre que le puso. Desde ese día ambos se hicieron amigos, así como con la mamá de la niña.

¡Y Rusvelín Colorado, espera que esta historia te haya gustado!.

Autor: Rusvel Benavente Vilca. 2014.
Chiclayo - Perú

MENSAJE:

Los niños tienen ocurrencias sanas e innatas. Está en los padres poder explicarles del porque de las cosas, para no pasar por situaciones incómodas.

COMPRENSIÓN DE LECTURA:

NIVEL LITERAL:

1. ¿Quién es el personaje principal de esta historia?

2. ¿Qué sucedió en la tienda de Don Rubén?

3. ¿Por qué la niña confundió al joven con un chupetín?

4. ¿Cómo reaccionó la mamá y los demás clientes?

5. ¿Cómo reaccionó el joven Manolo?

6. ¿Quiénes se encargaron de hacerle fama de chupetín al joven?

7. ¿Qué pasó en el segundo encuentro entre el joven y la niña?

8. ¿Cómo termina esta historia?

NIVEL INFERENCIAL:

1. ¿En qué se movilizaba frecuentemente el joven Manolo?