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domingo, 18 de diciembre de 2016

Una Hora de tu Tiempo - ABRACITOS

Un día un niño le preguntó a su papá ¿Cuánto ganas por hora?.

El padre dirigió un gesto muy severo al niño y repuso:
No me molestes, que estoy cansado.
Pero… papá –insistía –dime, por favor, ¿Cuánto ganas por hora?
La reacción del padre fue menos severa. Sólo contestó:
Ocho soles por hora.
Papá ¿me podrías prestar cuatro soles?
El padre montó en cólera y le dijo:
Vete a dormir y no me molestes.

Había caído la noche.
El padre había meditado lo sucedido y se sentía culpable y, queriendo descargar su conciencia dolida, se asomó al cuarto de su hijo. En voz baja preguntó al pequeño:
¿Duermes hijo mío?
Dime papá… (Contestó entre sueños).
Aquí tienes el dinero que me pediste (respondió el padre)
El pequeño le dio las gracias y metiendo su manito bajo la almohada sacó unos soles.
Ahora ya completé el dinero… tengo ocho soles. ¿Me podrías vender una hora de tu tiempo?



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