Un hombre rico quiso enseñar el valor del trabajo a
sus vecinos, que eran muy ociosos. Una mañana colocó una pesada piedra en el
camino y se escondió para ver lo que ocurría.
Pasó un hombre con su vaca, gruñó al ver la piedra.
pero prefirió dar un gran rodeo para pasar. Llegó otro con un burro e hizo lo
mismo. Un muchacho que iba silbando distraído, tropezó con la piedra. Se molestó.
pero no tocó la piedra. Después siguieron otros...
Ya avanzada la tarde, llegó el hijo del molinero.
Estaba cansado por las labores del día, pero al ver la piedra dijo: “La noche
va a ser oscura, algún vecino se va a lastimar contra esta piedra. Es mejor
quitarla.
La piedra pesaba mucho, pero con esfuerzo logró
moverla. Entonces vio con sorpresa que debajo había un letrero que decía: “Este
oro es para el que quite la piedra”. El muchacho se fue contentísirno con su
tesoro. Y el hombre rico volvió feliz de haber hallado alguien que no huía de los
trabajos difíciles.
Un cuento muy hermoso y con un mensaje muy cierto sobre el valor del trabajo, sus recompensas.
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