Ernesto jugaba en la calle con sus vecinos después de
almorzar. Sabía que al llegar a casa le esperaban las tareas de la escuela.
Corriendo por el parque encontró una varita mágica. La cogió y, haciéndose el
gracioso, pidió un helado. Al instante, apareció un delicioso helado en su
mano.
¡No lo podía creer! Él pensaba que la varita mágica
era de juguete. Se le ocurrió pedir un lápiz que hiciera las tareas
por él, y ¡zaz!, apareció de inmediato un lápiz nuevo de punta fina.
Fue a casa, sacó los cuadernos, y comenzó a completar
todas las tareas.
Después de cenar, se lavó, se puso su pijama y,
despidiéndose de sus padres, se fue a dormir feliz porque tenía todas las
tareas desarrolladas.
¿Se imaginan lo que ocurrió al día siguiente? Ya en
el salón, Ernesto sacó sus cuadernos para enseñarles a sus compañeros y para
sorpresa suya, todas las tareas estaban sin realizar. En ese momento, Ernesto
comprendió que todo había sido magia de un día; es decir, un sueño.
Recibió una llamada de atención de su profesora y
prometió esforzarse por cumplir con sus tareas por sí solo.
MENSAJE:
Hay que realizar siempre sus labores, sin esperar
nada de mágicos favores.
COMPRENDO LO
QUE LEO:
RESPONDE:
1. ¿Quién es el protagonista principal de este
cuento?
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2. ¿Qué encontró Ernesto en el parque?
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3. ¿Quién hizo sus tareas por él?
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4. ¿Qué paso al día siguiente en el salón de
clases?
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5. ¿Qué prometió Ernesto?
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VOCABULARIO:
Varita Mágica: _____________________
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ANÁLISIS:
¿Qué mensaje nos deja este cuento?
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