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jueves, 7 de noviembre de 2013

Cuento: La Cenicienta



En cierta ocasión un hombre muy bueno tenía una hija muy linda se quedó viudo. Para cuidar mejor a su hija, que era muy pequeña, decidió casarse con otra mujer la más altanera y orgullosa que jamás se haya visto. Tenía dos hijas por el estilo y que se le parecían en todo, eran  caprichosas y muy maleducadas.

Pero un día, este hombre murió. Fue entonces cuando la madrastra y las dos hijas empezaron a tratar mal a la pequeña Cenicienta. Así la llamaban porque siempre estaba sucia de ceniza de tanto trabajar en la cocina.

La niña, que era muy amable y linda, tenía que hacer los trabajos más cansados de la casa: fregar las ollas de la cocina, barrer el suelo, dar a comer a los animales.

Una mañana, el correo del rey anunció que se iba a realizar una gran fiesta en el castillo al que quedaban invitadas todas las doncellas.

Al escuchar el mensaje, la madrastra y hermanastras de Cenicienta se dieron prisa en vestirse con elegancia para ir a la fiesta.

- ¡Cenicienta! ¡Prepara mi vestido! -gritaba una de las hermanastras.
- ¿Dónde están mis zapatos? -preguntaba la otra. Cuando llegó la hora de partir para el castillo todas se marcharon, salvo la linda muchacha. Cenicienta, que deseaba conocer al príncipe, se quedó llorando. 

Fue en ese momento cuando apareció una resplandeciente hada.
- ¿Por qué lloras, pequeña? -le dijo con una voz dulcísima.
- Porque deseaba ir a la fiesta -contestó la muchacha.

El hada le prometió que la ayudaría. Para ello necesitaba una calabaza del huerto. Cuando Cenicienta se la llevó, la convirtió en fantástico carruaje. A unos ratoncitos que correteaban entre las plantas los convirtió en unos caballos blanquísimos y a una rata en un cochero con grandes bigotes. Unas lagartijas que había en una ventana terminaron siendo pajes. El hada tocó a la joven con su varita mágica y un hermoso vestido cubrió a la muchacha al instante. Estaba lindísima con sus zapatos de cristal.
- Cenicienta, puedes ir a la fiesta ahora, pero vuelve antes de la medianoche, porque entonces desaparecerá el encanto. No te olvides -le dijo el hada mientras la muchacha se dirigía al castillo.
Al llegar hubo un gran murmullo entre los invitados. Era tan linda que el príncipe se fijó enseguida en ella. La joven no podía creer que el príncipe le pidiera bailar con él.

Las horas pasaron rápidamente y el reloj, al fin, comenzó a tocar las doce campanadas. Al escucharlas, Cenicienta salió corriendo, perdiendo uno de sus zapatos de cristal.

Cenicienta llegó a casa sofocada, sin carroza, sin lacayos, con sus viejos vestidos, pues no le había quedado de toda su magnificencia sino una de sus zapatillas, igual a la que se le había caído.

Mientras tanto, los sirvientes adjuntos del príncipe, preguntaron a los porteros del palacio si habían visto salir a una princesa; dijeron que no habían visto salir a nadie, salvo una muchacha muy mal vestida que tenía más aspecto de aldeana que de señorita.

Cuando sus dos hermanas regresaron del baile, Cenicienta les preguntó si esta vez también se habían divertido y si había ido la hermosa dama. Dijeron que sí, pero que había salido escapada al dar las doce, y tan rápidamente que había dejado caer una de sus zapatillas de cristal, la más bonita del mundo; que el hijo del rey la había recogido dedicándose a contemplarla durante todo el resto del baile, y que sin duda estaba muy enamorado de la bella personita dueña de la zapatilla. Y era verdad, pues a los pocos días el hijo del rey hizo proclamar al son de trompetas que se casaría con la persona cuyo pie se ajustara a la zapatilla.

Empezaron probándola a las princesas, en seguida a las duquesas, y a toda la corte, pero inútilmente. La llevaron donde las dos hermanas, las que hicieron todo lo posible para que su pie cupiera en la zapatilla, pero no pudieron. Cenicienta, que las estaba mirando, y que reconoció su zapatilla, dijo muy tímidamente:
-¿Puedo probar si a mí me calza?

Sus hermanas se pusieron a reír y a burlarse de ella. El gentil hombre que probaba la zapatilla, habiendo mirado atentamente a Cenicienta y encontrándola muy linda, dijo que era lo justo, y que él tenía orden de probarla a todas las jóvenes. Hizo sentarse a Cenicienta y acercando la zapatilla a su piececito, vio que encajaba sin esfuerzo y que era hecha a su medida.


Grande fue el asombro de las dos hermanas, pero más grande aún cuando Cenicienta sacó de su bolsillo la otra zapatilla y se la puso. En esto llegó la madrina que, habiendo tocado con su varita los vestidos de Cenicienta, los volvió más deslumbrantes aún que los anteriores.

Entonces las dos hermanas la reconocieron como la persona que habían visto en el baile. Se arrojaron a sus pies para pedirle perdón por todos los malos tratos que le habían infligido. Cenicienta las hizo levantarse y les dijo, abrazándolas, que las perdonaba de todo corazón y les rogó que siempre la quisieran.

Fue conducida ante el joven príncipe, vestida como estaba. Él la encontró más bella que nunca, y pocos días después se casaron. Cenicienta, que era tan buena como hermosa, hizo llevar a sus hermanas a morar en el palacio y las casó en seguida con dos grandes señores de la corte.


MENSAJE:

Siempre hay que tener una confianza firme en que obrar bien, tener paciencia y fe, al final tiene su recompensa.


COMPRENSIÓN DE LECTURA

1.        ¿Quién es  el personaje principal de este cuento?
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2.        ¿Quiénes son los personajes secundarios de este cuento?
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3.        ¿Porqué y con quién se casó el papá de la Cenicienta?
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4.        ¿Qué paso cuando el papá de la Cenicienta murió?
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5.        ¿Porqué le decían cenicienta a la niña huérfana? ¿Cómo era ella?
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6.        ¿Qué labores de la casa le obligaban hacer a la Cenicienta?
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7.        ¿El correo del Rey que anunció una mañana?
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8.        ¿Quiénes partieron primero al castillo, para ir  a la fiesta?
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9.        ¿Quién ayudó a la Cenicienta a ir a la fiesta para conocer al Príncipe?
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10.    ¿Porqué la Cenicienta de pronto salió corriendo de la fiesta?
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11.    ¿Qué perdió la Cenicienta al salir corriendo de la fiesta?
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12.    ¿Cómo llego a la casa la Cenicienta?
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13.    ¿Qué proclamó el hijo del Rey, al son de trompetas?
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14.    ¿Cómo descubrieron que era la zapatilla de la Cenicienta?
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15.    ¿Qué hicieron la hermanastras al ver que la zapatilla encajaba en el pie de la Cenicienta?
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16.    ¿Cuál fue el final feliz de la Cenicienta?
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17.    ¿Qué enseñanza nos deja este cuento?
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