Efraín y Enrique eran dos pequeños
hermanos, que vivían con su abuelo lisiado llamado don Santos, quien los
maltrata mucho y los obliga a recoger comida en el basural para su cerdo;
Pascual.
A las seis de la mañana, la ciudad se levanta de puntillas y comienza a dar sus primeros pasos. Una fina niebla disuelve el perfil de los objetos y crea como una atmósfera encantada. Las personas que recorren la ciudad a esta hora parece que están hechas de otra sustancia, que pertenecen a un orden de vida fantasmal. Los basureros inician por la avenida Pardo su paseo siniestro, armados de escobas y de carretas. A esta hora se ve también obreros caminando hacia el tranvía, policías bostezando contra los árboles, canillitas morados de frío, sirvientas sacando los cubos de basura.
A esta hora, por último, como a una
especie de misteriosa consigna, aparecen los gallinazos sin plumas.
A esta hora el viejo don Santos se
pone la pierna de palo y sentándose en el colchón comienza a berrear.
— ¡A
levantarse! ¡Efraín, Enrique! ¡Ya es hora! ¡Vayan a traer la comida para
Pascual!
[...] Luego de enjuagarse la cara,
coge cada cual su lata y se lanzan a la calle. Don Santos, mientras tanto, se
aproxima al chiquero y con su larga vara golpea el lomo de su cerdo que se
revuelca entre los desperdicios.
— ¡Todavía
te falta un poco, marrano! Pero aguarda nomás que ya llegará tu turno.
Efraín y Enrique se demoran en el
camino, trepándose a los árboles para arrancar moras o recogiendo piedras. Después
de un breve descanso, empiezan su trabajo.
Un día domingo, Efraín y Enrique llegaron al barranco. Los carros de la Baja Policía, siguiendo una huella de tierra, descargaban la basura sobre una pendiente de piedras.
Visto desde el malecón, el muladar
formaba una Especie de acantilado oscuro y humeante, donde los gallinazos y los
perros se desplazaban como hormigas.
Desde lejos los muchachos arrojaron
piedras para espantar a sus enemigos. Un
perro se retiró aullando.
Cuando estuvieron cerca sintieron un
olor nauseabundo que penetró hasta sus pulmones.
Enterrando las manos comenzaron a
explorar. A veces, bajo un periódico
amarillento, descubrían un a carroña devorada a medias.
En los acantilados próximos los
gallinazos espiaban impacientes y algunos de acercaban saltando de piedra en
piedra, como si quisieran acorralarlos.
Efraín gritaba para intimidarlos y
sus gritos resonaban en el desfiladero y hacían desprenderse piedras que
rodaban hacia abajo hasta el mar. Después de un ahora de trabajo regresaron al
corralón con los cubos llenos.
-¡Bravo! –exclamó don Santos –Habrá
que repetir esto dos o tres veces por semana.”
Las palabras de don Santos, son concluyentes para mostrar su
indiferencia ante el peligro a que se ven expuestos sus nietos.
Por el contrario, lo único que puede
preocuparlo es el destino de su querido Pascual, cerdo que habita en la pobre
vivienda. Habitación mísera donde los
niños están en peligro de contraer cualquier enfermedad. Es al marrano, a quien don Santos profesa
mayor dedicación que a los nietos. El abuelo siempre se quejaba de que Pascual
estaba flaco y que necesitaba más comida.
Un día, Efraín se corto la planta del
pie con un vidrio cuando regresaba del muladar trayendo la comida a Pascual. Al
día siguiente tuvo que ir a traer como sea la comida para el chancho, pero al
regresar Efraín se sintió peor y le dijo al abuelo don Santos.
El desconsiderado abuelo no entendía
nada, él prefería que su chanco estuviera gordo y lo que le pasara a su nieto
Efraín no le interesaba nada. Al final, Enrique tenía que ir solo al trabajo y
hacer doble trabajo por su hermano. Enrique trataba de traer lo mejor para
Pascual.
Un día Enrique trajo del muladar un
perro que le pusieron el nombre de Pedro; pero el abuelo quiso botarlo. Enrique
convenció al abuelo al decirle que iría con su perro al basural, ya que este
tenía un buen olfato para conseguir más comida para el chancho. Una mañana,
Enrique amaneció resfriado y así se fue a traer comida para Pascual. Al día
siguiente ya no pudo levantarse porque tenía mucha fiebre. Entonces el abuelo
Santos muy furioso intento de levantarlos diciéndoles que eran ociosos e insulto
a sus nietos diciéndoles que no servían para nada.
Cuando los muchachos debido al
cansancio no pudieron cumplir con los cada vez más exigentes requerimientos del
abuelo, este, sin ningún miramiento cogió a “Pedro”, el perro de los niños, y
lo arrojó al chiquero donde ya el cerdo se desesperaba por el hambre.
Enrique lloró por “Pedro” y se
enfrentó furiosamente a su abuelo. Enrique empujó la pierna de palo de su
abuelo, y este perdió el equilibrio y resbaló precipitándose de espaldas al
chiquero, dónde hacía unos instantes “Pascual” había devorado al perro.
Ambos niños huyeron precipitadamente,
mientras desde el chiquero llegaba el rumor de una batalla.
DATOS DE
LA OBRA
TÍTULO DE LA OBRA: “Los gallinazos
sin plumas”
AUTOR: Julio Ramón Ribeyro
ÉPOCA: Contemporánea
GÉNERO LITERARIO: Narrativo
ESPECIE LITERARIA: Cuento
LOCALIZACIÓN: “Los gallinazos sin
plumas” pertenece al libro de cuentos que lleva el mismo nombre del cuento.
FORMA DE EXPRESIÓN: “Los gallinazos
sin plumas” está escrito en prosa.
ESTRUCTURA: El cuento "Los
gallinazos sin plumas" es corto que contiene siete secciones.
MENSAJE
El maltrato y la explotación infantil,
siempre estará presente cuando los integrantes de la sociedad carecen de valores
humanos y tengan un nivel cultural bajo.
COMPRENSIÓN
DE LECTURA:
NIVEL
LITERAL:
1. ¿Quiénes son los personajes principales de este cuento?
2. ¿A qué hora y con quienes empieza el movimiento en la ciudad?
3. ¿Qué personaje usa una pierna de palo?
4. ¿En qué consiste el trabajo que Efraín y Enrique cumplen para
su abuelo?
5. ¿Hacia dónde se dirigen para trabajar?
6. ¿Qué acciones realizan Efraín y Enrique antes de salir a trabajar?
7. ¿Qué travesuras realizan Efraín y Enrique por el camino?
8. ¿Qué buscaban Efraín y Enrique en los cubos de la basura?
9. ¿Frecuentemente con que animales se encuentran en los
basurales?
10. ¿De qué siempre se quejaba don Santos?
11. ¿Un día de tantos qué accidente tuvo Efraín?
12. ¿Un día con qué mascota llegó Enrique al muladar?
13. ¿Cómo amaneció un día Enrique que no le permitió ir a trabajar?
14. ¿Cómo los insultaba el abuelo a sus nietos cada vez que se
enfurecía?
15. ¿Qué hizo el abuelo con el perro de Enrique?
16. ¿Cómo reaccionó Enrique al ver a su perro devorado por el
cerdo?
17. ¿Finalmente qué hicieron Efraín y Enrique al ver a su abuelo tirado
en el chiquero?
NIVEL
INFERENCIAL:
1. ¿Qué valores están presentes en este cuento?
2. ¿Qué antivalores están presentes en este cuento?
3. ¿Cuál es el mensaje de enseñanza de este cuento?
NIVEL
CRÍTICO:
1. ¿Te gusto el cuento? ¿Por qué?
2. ¿Por qué el título del cuento es: “Los gallinazos sin plumas”?
3. ¿Te pareció correcto el trato del abuelo con sus nietos? ¿Por
qué?
4. ¿Crees que los niños no deben trabajar? ¿Por qué?
5. ¿Crees que un niño que trabaja puede vivir feliz? ¿Por qué?
6. ¿Qué piensas acerca de los niños que trabajan para mantener a
su familia?
7. ¿Qué opinas del trabajo de los recicladores?
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