Había
una vez una jovencita muy tranquila en su caminar, pero muy coqueta en su
hablar, que vivía en la ciudad de Chiclayo, junto con su familia. Cierta vez
conoció el amor, le inquieto tanto ese sentimiento que se enamoro de Daniel, un
joven sin oficio ni beneficio, muy inquieto y con un recorrido razonable en el
campo del amor, y ella podríamos decir
con cero kilómetros de recorrido en ese
campo.
Ella
como toda primeriza moría por su primer amor, le mandaba mensajes, lo llamada a
su móvil, le compraba sus caramelitos, lo llenaba de caricias y él contento,
sonriente de oreja a oreja, ahí seguía “aprovechándose” de su nueva víctima.
Paso
el tiempo y ella se desilusionó de él por que la había engañado. Ella se quería
morir, pero San Pedro todavía no la quería recibir en el cielo. Además, encontró
en sus amigos el apoyo necesario y se levantó; entonces comenzó a estudiar
Gastronomía. Allí conoció más amigos, conoció más el mundo y logro superar esa
terrible decepción amorosa, y por cosas del destino conoció a un joven
estudiante de Aviación Comercial, que muy rápido le declaro su amor. Ella algo
aturdida pero con el corazón contento, acepto, y desde ese entonces se hicieron
enamorados.
Él
venía todos los fines de semana por las tardes a su casa. Allí afuera en la
puerta, Maxi, expresaba su amor de una manera muy particular, la aprisionaba
contra todo lo que podía, así la aprisionaba contra la pared, contra la puerta,
contra la vereda, contra el piso, pero nunca contra su voluntad, y ella allí sonriente
y gozando del inquieto enamorado. A ellos no les importaba que sus vecinos los
vieran, ellos estaban ensimismados en su mundo, en su burbuja de amor. Casi
todos los viernes se repetía la misma escena.
Un
día Carol les dijo a sus papás que quería casarse con Maxi, “El Aviador” como lo
conocían ellos. Sus papas como era de esperarse pusieron el grito en el cielo y
la llenaron de preguntas. ¿Con qué te va mantener?, ¡Él todavía no es nada en
la vida!, ¡Tú tampoco!, ¡Son unos mocosos, que no saben de la vida!, ¡Ah, y lo
más importante, él no nos cae bien!, …¡Nos escuchaste jovencita, nuestra
respuesta es NO!. Ella muy triste y abrumada salió corriendo sin rumbo, cruzo
la avenida sabe Dios como, pero la cruzo, llego a un cruce donde una Mototaxi
la arrolló, la arrastró unos metros y la dejó mal herida e inconsciente. Los
transeúntes que pasaban por el lugar la auxiliaron y la llevaron de emergencia
al hospital, allí estuvo en cuidados intensivos por varios interminables días.
Sus
papas se sentían culpables por lo que le había pasado, ya no tenían reparos en
que su hija se case con “El Aviador”, y como era de esperarse Maxi estaba
triste por lo que le había pasado a su amada, pero sus ojitos brillaban cada
vez que pasaba por su mente la idea de casarse con Carol después de superar el
accidente.
Sucedió
que un día ella despertó del coma y poco a poco fue recuperando la memoria. Los
papás estaban felices con el milagro y Maxi también, hasta que transcurrió un
mes y Carol ya se podía valer por sí sola. Un día vio a Maxi y le dijo:
− ¡Amigo!, ¿Quién eres tú?, −¿Qué haces aquí?, −¿Quién te ha llamado?,
−¡Habla rápido!, −¿Qué quieres?, −¡Por favor, vete!, −¡No quiero estar sola con
extraños!.
Maxi
se quedo boquiabierto, no lo podía creer, así triste, meditabundo, cabizbajo y
taciturno abandonó el hospital.
Hasta
que llego el día que a Carol le dieron de alta, por fin llegó a su casa, a su
dulce hogar. Allí mamá, papá y Carol conversaron largo y tendido. En esa
conversación el papá le dice a Carol:
− ¡Bien hijita, hemos entendido que amas a Maxi!,
−¡Así, que tienes nuestro consentimiento!
Carol
muy sorprendida dijo:
−¿De
qué hablas papá?, −¡Yo no conozco a ningún Maxi!, − ¡Yo soy muy joven aún para
casarme!, −¡Además, yo amo a Daniel!
Sus
papas al unísono exclamaron:
−¡Mira
Carol, preferimos verte sola, o que venga una ola y te lleve lejos, antes de
verte casada con ese bueno para nada!
Pasaron
los años y Carol por fin pudo ser feliz. Conoció al amor de su vida, a su media
naranja, a su “cuchi cuchi”, conoció a Jorge, un joven Chef, apuesto, muy
trabajador y con un alto sentido del humor, que sin dudarlo y sin pérdida de
tiempo se caso con Carol. Tuvieron 2 hijitos y vivieron muy felices haciendo lo
que más les gusta.
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