Había una vez una admirable,
bondadosa,
única,
ejemplar,
leal,
inteligente,
tierna
y alegre
señora de unos 80 años que vivía siempre
muy contenta. Era muy raro verla enojada, siempre tenía una sonrisa muy
contagiante en sus labios. Cada vez que visitaba el negocio de Don Rubén, éste
le hacía bromas, pero la abuelita Manuelita le seguía la “corriente”.
Cierto día llegó la abuelita de la
alegría como cada día y sin compañía al
negocio de Don Rubén, y sucedió que la abuelita en el interior resbalo y
pararse no podía, así que se hizo la que dormía, pero Don Rubén no aguantó más
y a carcajadas se reía. Los demás decían a viva voz “levántela que se enfría”,
la verdad que la abuelita parecía que se moría, y el tiempo corría, hasta que
un niño con un manto ligero rápidamente la
cubría, pero la abuelita de inmediato respondería, así que se destapó como pudo
y al verlos a todos mirándola como “bicho raro” se lleno de valentía e intentó
pararse, pero la pobre abuelita incorporarse no podía, y la mayoría de gente tampoco
quería que se moviera, por qué no le veían mejoría, pero la abuelita dijo que un
sol pagaría si alguien le ayudaría, pero nadie se atrevía, y fue entonces que
la abuelita se puso a rezar el Ave María, rezo tanto que a todo el mundo contagiaría,
luego se incorporo como pudo y de pronto se caería y entonces un nuevo intento
iniciaría, pero esta vez cayó y como un “rompe cabezas” se desarmaría y parecía
que nunca más se armaría.
Don Rubén al verla desmayada y desvalida
a la abuelita, cogió cada parte, cada pieza como podía, pero no había forma de reconstruirla
y la abuelita hay siguió pidiendo más ayuda. De pronto se acercaron más
personas y trataban de armar a la
abuelita, pero no podían, mientras tanto la abuelita hay siguió pidiendo más y
más ayuda. Luego se acercaron más personas y cada quien trataba de armarla como
podía, pero estas no lo lograrían; entonces la abuelita al ver tanto inútil que
no podía, cogió una a una cada una de sus partes y en menos de lo que canta un
gallo se levanto solita como si nada le hubiera pasado, para asombro y alegría
de todos los presentes, pues la abuelita de la alegría no quería irse todavía
de este maravilloso y a veces cruel mundo.
Y así elástica vivió feliz cada día
la abuelita de la alegría, que sin proponérselo era la alegría de todos sus nietos,
hijos y en general de todos sus amigos que mucho la querían, ¡ah! Pero siempre
había el temor que cualquier día la abuelita se desarmaría, ¡Ja, ja, ja, ja!
¡Y Rusvelink Colorado, nos dice que
este ameno y longevo cuento se ha terminado!.
Autor:
Rusvel Benavente Vilca. 2015. Chiclayo -
Perú
MENSAJE DE ENSEÑANZA:
Toda
abuelita siempre lleva consigo mucha
alegría, sólo hay que quererla mucho para que fluya.
COMPRENSIÓN DE LECTURA:
NIVEL LITERARIO
1. Escribe el acróstico escondido que hay en el texto sobre la abuelita.
2. ¿Cómo se llamaba la abuelita?
3. ¿Por qué se le llamaba “la abuelita de la alegría”?
4. ¿Qué pasó un día con la abuelita en el negocio de Don Rubén?
5. ¿Cuántos intentos por levantarla se hicieron?
6. Finalmente ¿Quién levantó a la abuelita?
7. ¿Cómo vivió luego la abuelita?
8. ¿Cuál era el temor de siempre de la gente con respecto a la abuelita?
NIVEL INFERENCIAL:
1. ¿Qué podemos inferir del lugar de residencia de la abuelita?
a) Qué vivía lejos del Negocio de
Don Rubén
b) Qué vivía cerca del lugar
c) Qué era familia de Don Rubén
2. ¿Qué valores encontramos en este cuento?
3. ¿Qué anti valores se encuentran presente en el cuento?
4. ¿Cuál es el mensaje de enseñanza de este maravilloso cuento?
NIVEL CRÍTICO:
1. ¿Te gusto el cuento? ¿Por qué?
2. ¿Te hubiese gustado que doña Manuelita sea tu abuelita? ¿Por qué?
3. ¿Cómo hubieras ayudado a la abuelita después de su caída?
4. Escribe un nuevo final corto para este cuento.
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