Había una vez una princesita que le
gustaba mucho dormir. Por las mañanas era un verdadero trabajo levantarla para
ir a la escuela.
Un día la mama de la princesita
decidió despertarla más temprano de lo acostumbrado, eso sí, la mama batalló
para convencer a la princesita que se levantara, porque a la princesita, le
encantaba dormir!!!
- Levántate mi niña, se hace tarde
para ir a la escuela. – Dijo su mama.
- Cinco minutitos más. Respondió la
princesita con su vocecita dormilona.
La princesita al fin se levantó, se
vistió y desayunó. Ya estaba lista para ir a la escuela, pero aún era muuuuy
temprano, así que la princesa se fue a su cuarto a jugar con sus muñecas, luego
encendió la tele y hasta tuvo tiempo de ver su programa favorito!
Fue una linda mañana, la niña tuvo
tiempo para todo, se asomó por la ventana y vio a los pajaritos comiendo y
volando.
Ese día la princesita le dijo a su
mamita que todos los días quería levantarse muy temprano para poder jugar y
luego irse muy feliz a la escuela.
Desde ese día la niña comprendió que
es muy bueno levantarse temprano para tener tiempo de jugar y divertirse,
además que es muy agradable prepararse con tranquilidad para ir a la escuela.
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