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domingo, 22 de diciembre de 2013

Cuento: Navidad es Felicidad




−   ¡Ya te he dicho Panzhito, miles de veces, qué la navidad no es felicidad!, -¡entiéndelo de una buena vez!.
−   ¡Pero mamá, la profesora nos ha dicho que la navidad es alegría, es amor, es compartir, es felicidad!
−   ¡Pues dile a esa maestra, que la navidad significa: NADA EN LA VIDA ES FELICIDAD!, −   ¿Entendiste Panzhito?, ¡Métete eso en la cabeza!
−   ¡Pero mamá!
−   ¡Nada Panzhito, ya cállate, y déjame en paz, que tengo miles de cosas por hacer, para poder sobrevivir en esta vida!

Entonces Panzhito se fue cabizbajo, meditabundo, y sollozando a sentarse en un rincón de su humilde morada. No le pudo pedir nada  a su mamá. Su cabecita se imaginaba tener al menos una pelotita  para navidad.


En el colegio la profesora le pregunto:
−  ¿Qué te pasa Panzhito, porque estás muy triste?  ¡Vamos cuéntame!, ¡Yo te voy a ayudar!
−   ¡Mi mamá es muy pobre, mi papá nos abandonó!, ¡Mi mamá trabaja haciendo de todo!.
−  ¡Qué pena Panzhito, no sabía eso!, ¡pero yo te voy a ayudar!, ¡Te lo prometo, mañana después de salir del colegio nos vamos a visitar a tu mamita!.
−   ¡Gracias profesora!.

Al día siguiente la profesora y Panzhito se fueron a su casa. Panzhito toco la puerta y nadie le habría. La profesora y él se comenzaron a preocupar y con ayuda de los vecinos abrieron la puerta, ingresaron y la encontraron a doña Natividad postrada en su humilde cama retorciéndose de dolor. Inmediatamente la condujeron a la posta médica más cercana, allí la atendieron y la estabilizaron. La profesora estuvo con ellos hasta el final del día, pero le dijo a Panzhito que estaría pendiente de ellos.

Ya de regreso en casa la mamá de Panzhito, aun convaleciente, llamo a su hijo a su lado y le dijo:
−   ¡Hijito, si me pasara algo, recuerda que te quiero mucho, te quise dar todo, pero no pude, perdóname, siento que las esperanzas y mis fuerzas me abandonan!
−   ¡Mamaaaaaaaá, no me abandones!, ¡Tú eres lo que más quiero en la vida, y lo único que tengo!, ¡Te quiero mucho mamita!.
Madre e hijo se abrazaron muy fuerte, y las horas pasaban, y ellos ahí seguían juntitos, como dos siameses unidos por el amor y sin comer aún nada. De pronto esa noche sintieron tocar su puerta, entonces Panzhito fue haber sigilosamente, miro por un huequito de la puerta y reconoció a su profesora y grito con alegría:
−   ¡Mamá es mi profesora!, ¡Es mi profesora!
−   ¡Hazla pasar hijito!

Entonces Panzhito la hizo pasar: La profesora les confesó que no podía dejarlos solos nunca más y que venía por ellos. Doña Natividad no sabía cómo agradecerle, se le caían las lágrimas de alegría y a Panzhito se le encendió su carita de felicidad.
De inmediato cogieron sus pocas cosas que tenían en su casita y se fueron con la profesora que era aún soltera y que vivía muy bien.

A los pocos días llegó la navidad. La profesora les regalo ropa, y a Panzhito lo engrió como a un hijo, le compro muchos juguetes. La profesora se sentía muy feliz de ver a doña Natividad feliz, y ella se sentía también feliz  de ver a su hijo feliz y por eso dijo:
−   ¡Yo que pensaba que nada en la vida era felicidad!, ¡Me equivoque!, ¡Porque nunca en mi vida había tenido  una navidad feliz!
−   ¡Ahora puedo decir, que la Navidad, es uno de los momentos en el que nace la felicidad!.


Y aquí se acaba este cuento, esperando hayas pasado un grato momento.







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