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martes, 20 de mayo de 2014

Cuento: El Señor Gallinazo Vuelve a Lima


El Señor Gallinazo volvió a Lima después de varios años de ausencia. Desde lo alto, ingresando por el lado del mar, advirtió que la ciudad había crecido un poco hacia arriba y muchísimo a lo ancho.



Las torres de las iglesias, sus espadañas y campanarios, eran ahora más pequeños que los modernos edificios, y por sobre huertas, ayer floridas, fundos de frutales y parras, y aun lenguas de arena ondulada, se descubrían barrios residenciales, al Sur, y oscuras masas de chozas, al Norte y al Este.



No obstante que durante su viaje de vuelta a la patria había decidido poner sus rugosas patas en un saledizo de la Catedral, mirador tradicional de pájaros viejos, la visión lo indujo a descender, luego de ejecutar varios círculos concéntricos, en un basural, en torno al cual, como seres de semejante condición, personas y chanchos, niños y perros, parecían disputarse o compartir el mismo lugar de vida y trabajo.

Tocó tierra, contrajo sus fatigadas alas negras, aguzó sus ojillos irritados de tanto otear el horizonte, y permaneció inmóvil unos instantes.

Oía el hozar de los cerdos, el ladrido de los canes, la bronca voz de los adultos y la risa cristalina de los pequeños. Y meditaba sobre este desconocido aspecto de su ciudad natal.
La recordaba limpia, serena, silenciosa, dulce. Lo que en ese momento contemplaba -un torneo de hambre entre animales y hombres- decía otra cosa de los nuevos tiempos. Y eso lo entristecía.

Probablemente habría retornado de inmediato al extranjero, desalentado por aquella impresión, si un niño de pocos años (cinco a lo más, calculo con rapidez) no se hubiera acercado valientemente a él.

Valientemente, sí, porque para una criatura la figura de un gallinazo, anciano y severo, además de gallinazo, no fue nunca ni simpática ni digna de mucha confianza.

Pero fuera porque el Señor Gallinazo estaba dormido por la melancolía, fuera porque dicho sentimiento le daba un aire decididamente inofensivo, el muchachito llegó hasta medio metro del pájaro y con un palo, que llevaba en la mano derecha a modo de espada, le dio un leve empujón para verificar si se trataba de un ave viva o disecada.

En un basural existe la posibilidad de encontrar los objetos más inesperados: sortijas de oro, cartas íntimas de dos seres que alguna vez se amaron y hasta animalejos que alguien embalsamó para recuerdo o para adorno.



Con el fin de no atemorizar al osado niño, el Señor Gallinazo no se movió. Se redujo a decir, en voz muy suave y amable:
-¿Cómo te llamas?
El chico dio un paso atrás, enormemente sorprendido. Iba, sin duda, a emprender la huida cuando el pájaro le advirtió:
-¡No te asustes! Quiero ser tu amigo. ¿Cómo te llamas?
Mirándolo fijamente, incrédulo todavía de que fuese cierto el prodigio de un ave que hablara, el pequeño respondió:
-Bautista... Bautista Huallpa...
-¿Y dónde vives, Bautista?
-Allá -contestó el interrogado, señalando con el brazo extendido una pobre casa de esteras.
-¡Hum! -gruñó moviendo la cabeza el Señor Gallinazo- ¿Y vas al colegio? -No... Ayudo a mi mamá y a mi papá a buscar cosas entre la basura. -¿A buscar cosas? ¿Qué cosas, hijito?
-¡Qué zonzo eres, gallinazo! Cosas como botellas, latas, periódicos... Son para vender



El Señor Gallinazo comenzó entonces a comprender qué hacía tanta gente en aquel montón de desperdicios.
-¿Y los perros y los chanchos, buscan también esas cosas? -preguntó. Bautista rio a mandíbula batiente.
-¡No! ¡No! Ellos buscan comida. Huesos, panes duros, frutas podridas...
-Antes -reflexionó en voz alta el ave- eso lo hacíamos nosotros, los gallinazos, y por eso los limeños protegieron, mediante una ley, nuestra vida. Éramos los que manteníamos limpia la ciudad. Ahora todos los animales son gallinazos...

Y se quedó en silencio, asombrado de que los tiempos hubieran cambiado tanto las costumbres. Unos segundos después inquirió a Bautista:
-He visto desde el aire, hacia esa dirección -e indicó el Sur- casas muy hermosas, con muchas habitaciones y grandes jardines... ¿Quiénes viven ahí?
Bautista, con naturalidad, explicó:
Los ricos. Ellos son los que botan a la basura lo que nosotros recogemos.

-¿Quién te ha dicho eso? -preguntó el Señor Gallinazo poniendo su pata, lo más delicadamente posible, en el hombro de Bautista, que ya había perdido todo resto de miedo y se encontraba a pocos centímetros de su amigo.
-Mi papá. Él siempre me dice que los ricos arrojan muchas cosas que están en buen estado. Ellos solo aprecian lo que está nuevecito, recién comprado en la tienda.
-¿Y por qué no te haces amigo de un niño rico, para que él te dé esas cosas que en su casa tiran a la basura, y así tus padres y tú no tendrían necesidad de buscarlas aquí?



-¡Cómo se ve que eres un pájaro! -exclamó riendo Bautista- Los ricos nunca son amigos de los pobres. No se juntan con nosotros, y solo nos llaman cuando necesitan alguien que sepa trabajar duro y parejo.

El Señor Gallinazo se sintió ligeramente ofendido de que un niño discutiera lo que le dictara su larga experiencia, y decidió demostrar a Bautista que, aparte de cometer una falta de respeto con él, estaba en un error.
-¿Has hablado alguna vez con un rico? -preguntó.
-He visto muchos, pero no tengo ningún amigo rico.
-¿Quieres hacer amistad con uno?
-¿Tú puedes presentármelo y lograr que me acepte?
-¡Yo puedo! -dijo seguro el Señor Gallinazo.
-¿Y cómo?
-Ven conmigo. Iremos hasta uno de esos barrios y trataremos de hacer amistad con un niño de tu edad que viva en un palacio con jardín y todo.
-¿Pero cómo podré yo volar? No tengo alas -protestó Bautista.
El Señor Gallinazo sonrió.
-Serás jinete de un gallinazo. ¡Sube a mi espalda!
Ahí, efectivamente, se acomodó Bautista. El Señor Gallinazo batió las alas con energía, planeó en redondo unos minutos y enseguida se elevó a los cielos con la tranquilidad de un veterano en hazañas aéreas.
-¡Qué bonita se ve desde aquí Lima! ¡Mira el mar! ¡Allá está la isla de San Lorenzo! ¡Y allá está el cerro San Cristóbal! ¡Mira! -gritaba entusiasmado, sin soltar sus manos de las largas plumas del cuello de su volante corcel.
Desde la altura, Orrantia parecía un trozo de paraíso, cuyo verde apenas interrumpían los chalets fastuosos y las pistas de sus calles y avenidas. Un gran parque sereno y vacío, o una campiña natural sin dueños, semejaba ese hermoso barrio de césped, árboles y flores.

El Señor Gallinazo, conforme acortaba el vuelo, se sentía más conmovido por la belleza del lugar, mientras Bautista pensaba que el pájaro lo había conducido al propio cielo y que no tardaría en ver ángeles tiernos y sonrientes.
-¿Qué casa elegiremos? -preguntó el ave a su amigo.
Bautista no contestó. Estaba aturdido por el espectáculo que se ofrecía a sus ojos.
El Señor Gallinazo descendió un poco más y distinguió en un jardín, que bordeaban altos muros cubiertos por madreselvas la figura de un niño que sentado en un columpio lo observaba con curiosidad.
-¡Bajaremos ahí! -decidió.
Enfiló hacia ese lugar y fue a posarse en el suelo, a unos veinte pasos del niño.
-Baja -ordenó Bautista- e intentemos hacernos amigos de ese chico, que tiene más o menos tu edad.
Descabalgó Bautista tímidamente y, sin apartarse del pájaro, esperó que este entablara conversación con el pequeño del columpio.



El dueño de casa bajó de su asiento y, con un gesto de asombro en el rostro, pegándose al muro de las madreselvas, fue retirándose más y más de los recién venidos.

-¡No te vayas amigo! -gritó el Señor Gallinazo, al tiempo que daba un paso adelante.



Entonces el niño emprendió la carrera hacia la puerta de su mansión, llorando y diciendo a voz en cuello:
-¡Mamá! ¡Hay un ladrón en el jardín! ¡Mamá! ¡Papá! ¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Socorro!
El Señor Gallinazo se rasgó la cabeza y preguntó a Bautista:
 -¡Por qué dice que hay ladrones?
-¡Vámonos! -respondió Bautista- ¡Nos van a acusar de haber venido a robar!
Antes de que el ave recapacitara, desde la casa llegaron al jardín, muy de prisa, un señor gordo de bigotes, una señora también gorda, un hombre con chaleco a rayas y otro con uniforme y gorra de chofer, detrás de los cuales venía el niño delator. Este dijo señalando a Bautista:
-¡Ahí está el ladrón! ¡Junto al gallinazo!.

Todos corrieron hacia Bautista, que ágilmente trepó sobre el Señor Gallinazo y, azuzándolo, le dijo:
-¡Vuela! ¡Vuela! ¡Nos llevarán a la comisaría!
El pájaro agitó sus alas sin demora y en un abrir y cerrar de ojos estaba encima de las copas de los árboles.
-¡Vamos a mi barrio, al basural...! -pidió Bautista suplicante.
En ese momento sonó una detonación en tierra. El Señor Gallinazo sintió un golpe en la pata izquierda y la encogió mecánicamente.
-Creo que me han herido... -musitó.
-¡Sube! ¡Sube más! -dijo Bautista- Un policía nos dispara con su revólver.
El ave tomó al Norte. Mientras avanzaba, gotas de sangre caían de su garra derecha, regando los aires de la ciudad. Sin embargo, no se quejó.



Cuando llegaron al basural, el Señor Gallinazo se sentía desfallecer. Bautista lo hizo reposar al lado de la acequia. Lavó la herida, que afortunadamente era pequeña, y la cubrió con un pañuelo limpio de su papá

Más repuesto del dolor y el susto, el Señor Gallinazo preguntó a Bautista, con el ceño fruncido de la incertidumbre:
-¿Por qué pensó ese tontito que éramos ladrones?
-¿Pero no sabes que el que entra a una casa ajena es siempre considerado como ladrón, sobre todo si como yo, tiene un vestido pobre y la cara sucia?
-No lo sabía, Bautista -repuso el Señor Gallinazo con un dejo triste- Creía que los niños eran hermanos de los niños, y que los pájaros, aunque sean viejos, estamos en la tierra para que chicos pobres y ricos jueguen con nosotros.
-No te preocupes, amigo -dijo Bautista- Jugarás con mis compañeros del basural. Con Chicho, el Negro, la Rata y Paco. ¿Quieres venir conmigo?
-¿No te importa que cojee?
-Yo te ayudo a caminar...
Así fue como el Señor Gallinazo, recién vuelto de un largo viaje por el mundo, supo que las gentes están divididas en dos grupos que se ignoran.
Y así fue, también, como se unió a la pandilla de Bautista Huallpa, de la que, en adelante, se convirtió en maestro, protector y camarada de penas y alegrías.


Autor: Sebastián Salazar Bondy.

MENSAJE:

El crecimiento de la ciudad ha hecho que la sociedad esté dividida marcadamente en ricos y pobres, y que éstos últimos tengan familias enteras, sobreviviendo de la recolección de desechos, y de paso limpiando la ciudad junto con otros animales, labor que antes realizaban solamente los gallinazos.


RESEÑA

El señor gallinazo vuelve a Lima cuenta la historia de una nostálgica ave que, después de haber viajado por el mundo, retorna a su ciudad natal. En su exploración por las riberas del río Rímac conoce a Bautista, un niño que pasa el tiempo recolectando desechos de las familias adineradas. Juntos inician entonces un viaje por una Lima totalmente cambiada, llena de barriadas y edificios de cuellos muy largos, donde los ricos y los pobres viven separados y sin conocerse.

COMPRENSIÓN DE LECTURA:

NIVEL LITERAL:

1.             ¿Quién es el personaje principal?
________________________________
2.             ¿Quiénes son los personajes secundarios?
________________________________
3.             ¿Quién volvió  a Lima después de varios años?
________________________________
4.             ¿Dónde había estado el señor Gallinazo durante el tiempo que se alejó de Lima?
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5.             ¿Qué observó de la ciudad el señor Gallinazo desde el aire?
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6.             ¿Qué observó el señor Gallinazo in situ en el basural?
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7.             ¿Dónde estaba Bautista al momento que encontró al señor Gallinazo?
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8.             ¿Cómo fue su primer encuentro entre el niño Bautista y el señor Gallinazo?
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9.             ¿Por qué bautista no iba a la escuela?
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10.         ¿Qué le sugiere el señor Gallinazo al niño Bautista para que ya no busque cosas en el basural?
__________________________________
11.         ¿Qué lugares de Lima el niño Bautista observa desde el aire?
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12.         ¿Dónde descendieron el señor Gallinazo y el niño Bautista?
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13.         ¿Cómo reaccionó el niño del columpio al ver a los recién venidos?
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14.         ¿De qué los acusa el niño de la mansión a Bautista y al señor Gallinazo? ¿Por qué?
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15.         ¿Cómo lograron salir de aquel lugar?
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16.         ¿Quiénes conforman la pandilla de Bautista?
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17.         ¿En qué zona de Lima vivía Bautista?
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NIVEL INFERENCIAL:

1.             Escribe cuatro adjetivos que describen a Bautista.
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2.             ¿Cuál es el mensaje de este cuento?
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NIVEL CRÍTICO:

1.             ¿Te gusto el cuento? ¿Por qué?
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2.             ¿Crees que está bien que Bautista no asista a la escuela? ¿Por qué?
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3.             En una parte de la obra Bautista señala: “los ricos nunca son amigos de los pobres”. ¿estás de acuerdo con esta opinión? ¿Por qué?
_________________________________


VOCABULARIO:

1.             Relaciona cada palabra con su significado, colocando en el paréntesis la letra correspondiente.
a.      Espadaña    (     )    Planta cuyo fruto es la uva.
b.      Fundo          (     )    Mover y levantar la tierra con el hocico.
c.       Parra           (     )    Casa pequeña con jardín
d.      Saledizo       (     )    Campanario
e.      Acequia       (     )    Campo grande y llano para ser cultivado
f.        Chalet         (     )    Finca o propiedad en el campo.
g.      Disecado     (     )    Zanja o canal por donde conducen las aguas de regadío.
h.      Campiña     (     )    Parte que sobresale de la fachada de un edificio
i.        Hozar          (     )    Animal que ha sido preparada para conservar su apariencia

2.             Escribe el sinónimo de las palabras subrayadas en las siguientes expresiones:
a.      “… incrédulo todavía de que fuese cierto el prodigio de un ave que hablara.”
_________________
b.      “… había decidido poner sus rugosas patas en un saledizo de la Catedral…”
_________________
c.       “… el Señor Gallinazo preguntó a Bautista, con el ceño fruncido de la incertidumbre…”
_________________
d.      Se elevó a los cielos con la tranquilidad de un veterano en hazañas aéreas…
_________________

3.             Marca la alternativa que corresponda al significado de las palabras subrayadas.
a.      “… aguzó sus ojillos irritados de tanto otear el horizonte…”
(     ) agudizó – mirar                   (     )    cerró - revisar
b.      “Luego de ejecutar varios círculos concéntricos…”
(     ) alrededor de un mismo centro     (     )    centrales
c.       “… con el fin de atemorizar al osado niño…”
(     ) asustado                               (     )    atrevido
d.      “… contrajo sus fatigadas alas negras…”
(     ) adquirió                                (     )    encogió


ANÁLISIS COMPLEMENTARIO:

1.             Interpreta las siguientes expresiones, explicando el significado que adquieren en la obra:
a.      “… la ciudad había crecido un poco hacia arriba y muchísimo de ancho”.
____________________________________
b.      “Bautista rio a mandíbula batiente”.
____________________________________
c.       “,,, preguntó a Bautista con el ceño fruncido de la incertidumbre”.
____________________________________
d.      “Ahora todos los animales son gallinazos…”
____________________________________
e.      “… el Señor Gallinazo estaba dormido por la melancolía…”
____________________________________

2.             Indica cuáles son las causas para las siguientes acciones:
Causa: __________________________________
Acción: El Señor Gallinazo lleva a Bautista a un viaje.

Causa: __________________________________
Acción: Bautista atiende y cura la pata al Señor Gallinazo.

Causa: __________________________________
Acción: El Señor Gallinazo decide quedarse en Lima.




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