Diana no me permite mirar lo que yo quiero en la televisión -
se queja Carolina-. No es justo. Ella siempre hace lo que quiere, porque es la
mayor.
− ¡Qué bárbaro! - replicó su papá- de todo te quejas; a ver,
cuéntame qué pasó y qué podemos hacer.
− Papi, dile a Diana que me permita ver lo que yo quiero. −
dijo Carolina−.
− ¡Ah!, - dice su papá-, eso tampoco es justo. Pero dime,
¿cuánto tiempo llevas viendo la televisión hoy?
− Solo he visto dos dibujitos, uno a cada hora.
− Pero dos horas es mucho. Y te estás quejando y exiges más.
A ver hija, tráeme un lápiz y papel, vamos a escribir una lista de todas las
cosas buenas que has hecho y vas a hacer hoy.
− Pues... miré mis dibujos, tomé mi leche mientras miraba
televisión, también comí muchas frutas y más tarde quiero ir a jugar con mi
amiguita.
− Entonces, −le dice su padre− ¿no has ayudado en nada, en
los quehaceres de la casa? ¿Cómo te sientes ahora?
¿Todavía crees que puedes seguir mirando más televisión?
− No, −contestó Carolina,− mejor voy a ver en qué puedo
ayudar; así me queda tiempo para jugar.
− En vez de quejarte tanto, piensa en las cosas buenas que
has hecho hoy.
− Está bien, papi - respondió Carolina-, ya aprendí a
distinguir lo que es bueno y lo que es malo.
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