En la casa de la señora Irina todo transcurría con
normalidad, pasaron unas felices fiestas patrias, comieron un rico ceviche, un
seco de cabrito, un arroz con mariscos, un arroz con pato, tomaron unas
cervecitas heladitas, y al final hubo un baile al son de una marinera norteña.
¡Qué vida, por Dios!.
Entonces llegó el 31 de julio, último día del mes de
la patria, un día maravilloso, lleno de historia, magia, y muchos recuerdos
gratos, un día para celebrar, un día muy especial para toda la familia
BENAVIDES ASTUDILLO. Apareció el sol muy tempranito, radiante, sonriente, lleno
de luz y mucho calor, los pajaritos cantaban sus mejores melodías, el campo se
vestía de verde brillante, sus flores emanaban sus mejores perfumes y el cielo
azul los cobijaba con una atmósfera de aire puro y de cordialidad, como tenía
que ser para celebrar el cumpleaños de la señora Irina.
Continuará ...
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