Erase
una vez un angelito muy travieso, que le gustaba andar en patineta, saltando de
una nube a otra. Dios, que estaba muy pendiente de él, siempre le decía:
-
Angelito Pablito, ten cuidado que te puedes caer del cielo y además te puedes
quebrar tus alitas.
Pero a este angelito travieso le
gustaba mucho andar en su patineta y por lo tanto sucedió lo que tenía que suceder. Un día como tantos
otros, el angelito Pablito no acertó en saltar de una nube a otra y se cayó del
cielo con patineta y todo.
Jesús y su familia estaban muy tranquilos
en su hogar viendo televisión, cuando de repente se escuchó un !zaz! Fue un
estruendo muy grande en la casa y ¿quién crees que era?. Fue el angelito Pablito.
Al caerse se le rompieran sus alitas y por lo tanto ya no podía retornar a su
hogar, el cielo, y su carita se puso muy triste.
Entonces Jesús le dijo: - ¡Sólo
podrás regresar al cielo hasta que te salgan nuevas alitas!, para lo cual tienes que portarte bien y ser
muy bueno acá en la tierra.
Sus preciosos ojos negros se
abrían más grandotes en la sombra y el tupido de su cabello dorado, brillaba
más, al ponerse bajo el sol.
Pasaron los días y al angelito
Pablito le iban creciendo sus nuevas alitas y se encariño tanto con la familia
de Jesús, que escogió quedarse para siempre en este paraíso terrenal para
cuidar a todos los niños de este mundo.
María, la esposa de Jesús, miraba
al cielo y agradecía a Dios, por haberle enviado a este angelito celestial, ya
que les trajo mucha felicidad.
MENSAJE:
Sí siempre escuchas los buenos
consejos y eres bueno, siempre serás un angelito.
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