Rubén Neptuno era un joven
perseverante, siempre lo que se proponía lo conseguía a punta de sacrifico y
mucho esfuerzo.
Un día caminaba por el campo contemplando la belleza, la verde
naturaleza, el vuelo y cantar de los pajaritos, cuando de pronto vio cerca de
él a una linda jovencita que iba en sentido contrario. Él la miro sin mucha
atención, pero ella al pasar le regalo una simpática sonrisa, y luego cada
quien prosiguió su camino. El joven camino unos metros más y encontró tirado un
bello reloj, se agacho y lo cogió, lo miró y vio que el reloj marcaba las 10:00
de la mañana, miro hacia la jovencita que había pasado hace unos instantes,
pero ya no la logro divisar, y por unos instantes él no supo qué hacer con el
reloj, luego lo guardo, y siguió deleitándose con el verde prado.
Al día siguiente se levantó como
de costumbre y como nunca se le vino a la mente
la imagen de la linda jovencita, y por coincidencia vio a lo lejos la
silueta de una delgada mujer, corrió hacia ella pensando que era la jovencita
que había visto un día antes, pero al estar cerca de ella vio que no era ella,
entonces se dio media vuelta para retornar a su casa caminado muy pausadamente
con la mirada perdida y siempre con la mente puesta en la jovencita que había
perdido el hermoso reloj.
Todas las noches salía a ver el
firmamento que se lucía con muchas estrellas brillantes y una inmensa luna
llena. Pensaba y pensaba en aquella jovencita apuesta. En ocasiones le hablaba a
la luna:
−¡Lunita,
decime tú, ¿cómo hago para encontrar a esa preciosura de mujer?!,−¡He
pasado ya muchos días sin verla y mi corazón se niega a palpitar si no está
ella!.
−¿Cuánto daría yo por verla siquiera
una vez más?
−¡Lunita, tú que la vez desde arriba aceme
el favor y pásale la voz, y dile que la quiero volver a ver!
−¡Sólo tú sabes lunita cuanto la
pienso!
Y así Rubén Neptuno pasaba los días pensando
en su linda princesa. A veces pensaba
que esa persona nunca existió, que fue un espejismo, pero eso no podía ser así,
porque tenía con él, el reloj que era real, así que esa jovencita si existe se
dijo.
Cierto día lunes, amaneció más esplendoroso
que de costumbre, los pajaritos dejaban escuchar sus mejores cantos, las flores
se mostraban más coloridas y brillantes, y el prado emanaba una frescura muy
agradable que invitaba a salir y divertirse. Rubén Neptuno también despertó
contento, así que salió a caminar por el verde prado muy despreocupado pero con
unas sensaciones de felicidad muy grandes. Miro el cielo azul, respiro aire
puro, saco del bolsillo el hermoso reloj que lo acompañaba y vio que marcaba
las 10:00 de la mañana, se quedó sorprendido por un momento y luego recordó que
esa era la misma hora de aquel día que vio a esa hermosa joven, entonces corrió
como una centella hacia el mismo lugar y vio con alegría como el destino se
encargó de juntarlos otra vez, allí estaba otra vez la joven que
venía hacia él muy sonriente, se acercó y le dijo:
−¡Hola, qué bonito día ¿verdad?¡
−¡Siii!, respondió titubeante Rubén Neptuno
Por un momento entre ambos hubo un silencio,
pero no dejaban de mirarse sonrientemente, hasta que Rubén Neptuno dijo:
−¡Ese día encontré este reloj, ¿creo que es
tuyo?!
−¡Oh, sí, gracias, no sabía dónde lo había
perdido, gracias de verdad!
−¡De nada!, respondió Rubén Neptuno.
Pero sabes una cosa dijo la joven: ¡Ese reloj
es un regalo muy preciado que me lo hizo mi papá y veo que tú lo has cuidado
muy bien, por eso te regalo ésta esclava -¡Acéptala!, -¡sé que la cuidarás muy
bien!.−¡Póntela!, −¡Se verá muy bien en
tu mano!, −¡Será el símbolo de nuestra gran amistad!
−¡Gracias, muchas gracias!, respondió Rubén Neptuno
poniéndose la esclava y luego añadió:
…¿Pero cuál es tu nombre?, preguntó Rubén
Neptuno.
−¡Luana Isis!, respondió ella muy dulcemente.
Luego ella avanzo siguiendo su camino, y él se
quedo mirándola hasta que se perdió en el horizonte sin mediar palabra alguna.
Pasaron algunos años y Rubén Neptuno llevaba
consigo siempre esa esclava que adoraba, las palabras y la imagen de Luana Isis
en su mente que se quedaron prendidos y su noble gesto vivía siempre en su
corazón. Siempre que podía le hablaba a la luna:
−¡Lunita, decime tú
otra vez, ¿cómo hago para encontrar a esa princesa?!,−¡He
pasado ya muchos días sin verla y mi corazón se niega a palpitar si no está ella!.
−¿Cuánto daría yo por verla siquiera una vez
más?
−¡Lunita, tú que la vez desde arriba aceme el
favor y pásale la voz, que la quiero volver a ver!
−¡Sólo tú sabes lunita cuanto la pienso!
Hasta que un día Rubén Neptuno se propuso
buscarla, no podía estar sin ella ni un día más. Miraba a
la luna para ver si ella le daba alguna pista, hasta que -¡zas!, se le vino una
idea a la mente, -¿Cómo no me había dado cuenta antes?, -¡eso es, ahí debe
estar ella! se dijo; entonces cogió algunas de sus cosas y se fue a Lunahuaná,
allí indagó por ella, preguntó por acá y por allá y parecía que nadie la
conocía, casi desconsolado se dirigía sin rumbo hasta que alguien toco suavemente
su hombro, él volteo y con sorpresa y alegría vio que era Luana Isis, la
emoción lo embargo tanto que solo atino a mirar al cielo y decir -¡Gracias
Lunita!. Luego ambos conversaron muy amenamente como dos buenos amigos, y Rubén
Neptuno decidió quedarse a vivir en ese hermoso lugar y con el paso del tiempo
se enamoraron profundamente y se comprendían a las mil maravillas, tal es así
que nunca se separaban y se casaron a los pocos meses, tuvieron tres hermosos
hijos, el primero de nombre Rusvel Júpiter, el segundo llamado Giovanni Marte y
la última una hermosísima hija a quién pusieron de nombre Luna Gracy.
Rubén
Neptuno cada vez que se presentaba la ocasión no dejaba de mostrar su orgullo por
su familia, en especial por su primogénita y solía decir: ¡Cómo mi
Luna, no hay ninguna! y así esta encantadora familia fruto del más
puro amor vivió muy feliz para siempre, junto con Kelly Venus y la mascota de la familia,
la gata Sophia Estrella.
Autor: Rusvel Benavente Vilca. Chiclayo – Perú. 2015
Muy lindo tu cuento Rusvel.
ResponderEliminarMuy lindo tu cuento Rusvel.
ResponderEliminarMuchas gracias. Lo volvi a leer y de verdad que me volvio a emocionar!!!
Eliminar